Song: Excuse me while I break my own heart"
Whiskeytown
Me pareció un título muy acertado, justo el de una canción que no conocía, y que con toda honestidad no puse mayor atención y
detalle en la letra, sólo me centré en la pertinencia de su título que heme aquí
escribiendo al respecto.
Me he dado cuenta hay una oleada
de blogs y libros escritos por de mujeres que, como yo, pasan por momentos
complejos y de determinantes disyuntivas en sus vidas. Muchas de ellas en su
bendita suerte han optado por viajar por el mundo, hacer un recorrido retador
de montaña, perderse en la selva, hablar con tribus, fumar peyote, bailar
danzas curativas de milenarias regiones, alimentarse del silencio pero sobre
todo encontrarse así mismas…. Benditas
sean en sus suerte y su bolsillo, en lo aguerridas y lo pujantes, porque déjenme decirle que tiene mérito
coger las maletas y decir adiós a tanta
mierda.
Pero luego miro la otra cara de
la moneda, y aquí estoy yo, sin dinero suficiente para volverme tan
emprendedora y con la retadora postura de tener que hacer frente a todo desde
puto fijo. Inventarme mi propio escape entre la rutina de la jungla de concreto,
en las cuatro paredes de mi piso que insisten en recordarme historias y en un
día a día que se me hace elástico, de grande a pequeño. Nada más allá de lo típico,
una hace de tripas corazón y espero no
estar sola en esto, así que en ningún momento me hago la ilusión de pensar que descubro el agua caliente.
Años atrás hacia la vil parodia
de la desdichada escena de las mujeres que
asistían a los los talk shows, siendo el show de cristina uno de mis predilectos, a defender a un fulano muchas veces mal llamado “robelto”. Este hombre por lo
general era capaz de golpear a la
protagonista, dicho por ella misma, con el bat de baseball, meter la mano del baby en la candela y
demás, pero aun así decir a todo gañote ante una audiencia acusadora: es que robelto es bueno, el me ama.
Hoy soy una de ellas, en mi
propio talk show, sin viaje liberador y
con mi propio Robelto. Quien aunque no me pega con el bat, ha hechos más
destrozos de los debidos. Daños que por cierto he permitido a toda costa,
divisado a kilómetros y aun así tener la desfachatez de pararme en la punta del barco cual escena de Titanic, siendo yo Leonardo DiCaprio, a
gritar: Es que él me ama.