Cierre de semana en viernes, como siempre, y sí se me partió un trocito de un diente.
Pero no cualquier diente, era uno de los frontales, mejor conocido como dientes
de conejo. Para una persona como yo cuya sonrisa va de punta a punta y a diente
pelado, le resulta horrible y anti todo andar como una recoge latas. Supuse que
después de dicho incidente que, dicho sea de paso, aún no he resuelto, supe que
este fin de semana sería prometedor.
Como para completar la lista de acontecimientos
y demás en esta, mi aventura por Barcelona, la madrugada del viernes me
despertó de la nada un fuerte dolor en el vientre bajo que me irradiaba la
pierna. Eran las 3 am y yo, muerta de frio, me dirigía a la emergencia del
hospital. El diagnóstico: Sospecha de inflamación del apéndice pero…
--- Tómese un paracetamol, y buenas noches---
Por suerte no fue a más el asunto.
Funcionaron las pastillas y todos felices a casa. En parte
Para cerrar con broche de oro este ramillete de
sorpresas de fin de semana, hoy fui
protagonista de mi primera película. En realidad más que protagonista yo, fueron mis pies y los de mi acompañante en
cuestión. Una que no para de sorprenderse con la gente loca que se atraviesa en
esta ciudad, hoy conocí al número 1 en la lista de los más locos. El personaje
es un italiano cuyo nombre no recuerdo pero que en resumidas cuentas dijo:
---Hola soy un artista---- ya allí empezamos
mal porque la cosa pintaba a una petición de dinero o algo así, pero no. El dichoso artista pedía
apoyo y participación en un video simple. El mismo no incluía caras sino pies,
aunque una cara sí, la de él que tenía
que ser pisoteada por nuestros pies. Todo un fetiche y nosotras activas por amor
al arte. Pasado el episodio más bizarro de mi vida, complacido el italiano, nos
miramos y efectivamente, lo supimos todo. Sin duda alguna este video tenia
fines algo fetichistas y porque no, pornográficos. Hay que estar muy desesperado para solicitar
algo así y muy “ahuevoneado” para aceptarlo. Sin embargo, ¿Qué es una raya más
pa’ un tigre? Como decimos en Venezuela, he aquí el cuento número 200 para relatar
a mis futuros nietos.
Y es así como a pie descalzo, con frio y mal pintado, he saltado a la fama,
dando por terminado este fin de semana.
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